EL OTRO YO

A veces me daba penita,
a veces me enojaba,
Mi nombre es motivo de risas y comentarios,
me ha ocurrido siempre,
desde el colegio, hey poncharelo, ponch, Yoni, ashhhhhhhhhhh
(sobrenombres que recibía el susodicho actor con mi nombre en sus series),
donde dejaste la moto, la troca, el trailer, y mas fregado aún
cuando iba como a séptimo grado
que se transmitió un culebron mexicano
donde era el actor principal y
que ni español bien hablaba el semejante,
fui el chiste de casi todo el colegio.
Les reclame a mis padres por esa crueldad,
que porque no me pusieron cualquier otro nombre,
menos el que tengo.
Dicen que no es por él que me pusieron así,
yo tengo mis dudas y reservas,
Como otro sinnúmero de nombres extravagantes
y estrambóticos que he escuchado y
las mismas excusas dan los padres,
como no eran ellos lo que iban a cargar con el de por vida.
Quizás a mi mamá le gustaba ese maje,
ambos papá y mamá
dicen que no es por ese maje que me pusieron este nombre.
Pues no se,
con el tiempo he aprendido a utilizarlo,
a que se vuelva un rompe hielo en algún lugar donde llego,
que saque una sonrisa a quien le llamo por teléfono,
al decirlo en cualquier lugar
espero ver una sonrisa que se les sale de solo escucharlo.
Al llamar a una institución de gobierno
digo; “Buenos días, hablo de (empresa donde trabajo)!,
mi nombre es .............., la gente con risa nerviosa,
me saluda y dice pero no es usted el artista,
mire donde dejo a Ana Maria
(nada mas feo que Laura León en ese papel).

Ya lo asumí.
Gracias padres por hacerme a mí tan chistoso y
por penerme como cereza un nombre
que al final me sirve de carta de presentación en cualquier lugar.

Firmo Yo, el mero Ponch!